Los zapatos son, en general, vicio de nosotras, las mujeres.En particular, para mí no lo ha sido, excepto por los ZUECOS. Desde chica me encantaban, tuve la suerte de tener varios, los clásicos con tachas, de charol, con dedos libres, en fin... siempre estuvieron presentes, en mis pies. Tengo dos recuerdos de estos compañeros, uno es cuando con mi hermano mayor andábamos caminando por las calles en las siestas de verano,(en ese entonces todo el mundo la dormía) y el único sonido que se oía era el eco de mis tacones de madera, mi hermano me iba dando coscorrones en la cabeza, por no ponerme otro calzado.
En otra oportunidad, con mis amigas íbamos a hacer mandados al almacén, y a la vuelta nos trepábamos en la rama de un árbol para hacer piruetas onda trapecistas, y yo al ser bajita para subir, tenía que hacer pie en el agujero del poste de luz, y por ese hueco se deslizó mi zueco! Volví a casa descalza y llorando, pero por fortuna, mi papá y su amigo lo rescataron, pescándolo con extensísimo cable.Yo, felicísima!
Así es mi historia con este particular calzado, ahora después de varios años y debido a mi actividad vivo en zapatillas, lo que ha ensanchado notablemente mis pies, así que este zapato, me ha venido a rescatar.
Miren qué belleza me conseguí en Mardel, los ví y quedé enamorada de ellos!
Y relojeando esta página que es toda sobre zapatos, encontré estos muy parecidos, pasen entonces muchachas adoradoras del calzado, que de ésto se trata este lugar.
Yo mientras ya estoy pensando en tejerme para acompañar este ejemplar, algún saconcito en natural, que les parece?